lunes, 1 de junio de 2009

Hombre contradictorio



¡Buen día! El hombre es un cóctel muy extraño. Es capaz de lo mejor y lo peor. Como el mundo está constituipor su rey, que es el hombre, las consecuencias de las conductas humanas —en lo bueno y en lo malo— se vuelcan sobre el mundo.

Al respecto quisiera transcribir algunas reflexiones de uno de los mejores documentos del Concilio Vaticano II (196265): la constitución pastoral “Gaudium et Spes”, traducida como Gozo y Esperanza:
“El mundo moderno aparece a la vez poderoso y débil, capaz de lo mejor y de lo peor, pues tiene abierto el camino para optar entre la libertad o la esclavitud, entre el progreso o el retroceso, entre la fraternidad o el odio. El hombre sabe muy bien que está en su mano el dirigir correctamente las fuerzas que él ha desencadenado y que pueden aplastarlo o salvarlo. Por ello se interroga a sí mismo.
En realidad, los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano.
Son muchos los elementos que se combaten en el propio interior del hombre. En cuanto creatura, el hombre experimenta múltiples limitaciones; se siente, sin embargo, ilimitado en sus deseos y llamado a una vida superior.
Atraído por muchas solicitaciones, tiene que elegir y que renunciar. Más aún, como enfermo y pecador, no es raro que haga lo que no quiere y deje de hacer lo que querría llevar a cabo. Por ello siente en sí mismo la división, que tantas y tan graves discordias provoca en la sociedad.
Son muchísimos los que, tarados en su vida por el materialismo práctico, no quieren saber nada de la clara percepción de este dramático estado, o bien, oprimidos por la miseria, no tienen tiempo para ponerse a considerarlo...”.
Es todo un tema, estrechamente ligado con el sentido de la vida. Los tiempos difíciles que nos tocan vivir pueden ser una buena ocasión para detenernos a pensar. Solos o en compañía. Una buena pregunta que debemos formularnos es: ¿qué puedo hacer yo para contribuir, al menos en algo, para cambiar las cosas?
¡Hasta mañana!

P. José Ceschi

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