sábado, 9 de mayo de 2009
Rezar ¿cómo?
¡Buen día! Las fórmulas ayudan, pero se reza sobre todo con la vida. Esto último lo encontré bellamente expresado en la columna de Zenaida Bacardí de Argamasilla, donde les dice a ellas que hay muchas maneras de rezar:
“Cuando pasas el día corriendo y manejando en servicio a los demás, estás rezando.
Cada vez que exclamas ¡Dios mío! ¿Cómo voy a abarcar todo lo que tengo que hacer hoy?, estás rezando.
Cuando lloras junto a la cama de un hijo enfermo y pones la cabeza entre las manos deseando ayuda, estás rezando.
Cuando el dinero se te va de entre las manos y admites con humildad tu imprevisión, tu incapacidad y la necesidad de exigirte más a ti misma, estás rezando.
Hay una oración en el día que no se hace en la iglesia, ni delante de estatuas, ni de incienso, ni de velas encendidas, pero que está movida por la gracia y está llegando al corazón de Dios.
No son los labios los que enseñan a rezar; es la vida misma. No son los labios los dueños de la oración; son las necesidades y los sentimientos los que hacen orar. No son las plegarias que aprendimos desde niños las que tocan la puerta de Dios; son las batallas, los agobios, las pruebas a veces tan duras que se nos presentan las que nos hacen golpear desesperadas para que el Señor nos oiga y nos deje pasar. Y ya allí recibir el consuelo.
Quien ama como tú amas, a los tuyos y a los demás, va formando un rosario de cuentas que serán siempre rosas perfumadas de oración. Quien enciende el corazón para el bien y ofrece sus obras; quien da y se sacrifica, ya se comunicó con El.
Hay muchas maneras de rezar, cada cual lo hace según su circunstancia y su temperamento. Unos rezan por dentro, con espíritu elevado; otros por fuera, de una manera práctica, en movimiento cristiano, en acción eficaz sobre la tierra...”.
Cada uno/a deberá encontrar el modo de conectarse con Dios. El sale siempre al encuentro de sus hijos.
¡Hasta mañana!
Padre José Ceschi
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