sábado, 18 de abril de 2009
Siete reglas, que aún sirven, para los estudiantes
El gusto por el estudio se va descubriendo poco a poco y después fascina
1.- El aprecio: Uno no llega nunca a estudiar en serio si primero no aprecia el estudio. El aprecio es sinónimo de interés.
2.- La separación: Es preciso dedicarse al estudio separándose, al menos, un poco, de las malas compañías, de los malos libros, de la televisión, de los juegos en el ordenador...
3.- La tranquilidad: Si se quiere aprender, profundizar y recordar, hay que estar tranquilos, con el alma y la mente reposadas. Con tiempo, con paciencia, con sosiego, con paz.
4.- El orden: Que es sinónimo de equilibrio, de justo medio, de prudencia, tanto en las cosas del cuerpo como del espíritu. Este orden ha de concretarse incluso en la alimentación, en el descanso, en la metodología...
5.- La perseverancia: La mayor desgracia de un estudiante no es su frágil memoria sino la voluntad débil. Y su mayor fortuna, más que un gran talento, es su firme y tenaz voluntad.
6.- La discreción: Es decir, no corras más de lo que permitan tus piernas. No pretendas en una noche aprobar un curso entero. Quien mucho aprieta poco abarca. En el estudio hay que ir poco a poco, día a día, clase a clase, curso a curso.
7.- La delectación: Que es lo mismo que estudiar con gusto. El gusto no se suele tener al comienzo. El gusto se va descubriendo poco a poco y después fascina.
Autor: Cardenal Albino Luciani (Juan Pablo I) | Fuente: ECCLESIA Digital
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario