domingo, 4 de octubre de 2009

50 Años de San Francisco


Hoy celebramos los cincuenta años de la capilla de San Francisco, una muy linda ocasión para compartir y festejar.
La comunidad practicamente desde comienzos de año que viene preparando su fiesta patronal.

Nos acompañaron, el obispo, frailes, y consagrados, un lindo clima de fraternidad se vivio para honrar al santo patrono.

Despues de la misa, hubo un gran almuerzo.

Les dejo un texto para meditar, del p. Ceschi
¡Buen día! San Francisco, el de Asís, es conocido mundialmente por su extrema pobreza, por ser un verdadero hermano universal, por su extraordinario nivel de santidad.
Pocos conocen la ternura de su misericordia, hacia los miembros de la propia fraternidad y hacia todos aquellos que la necesitaban.

En lo que respecta al frente interno diríamos hoy el Poverello nos ofrece variadas muestras de sus gestos misericordiosos. Entre otros existe la llamada Carta a un hermano Ministro, (superior provincial, para entendernos) al que le da directivas de cómo comportarse con los hermanos que pecan. Entresaco algunas:
“En esto quiero conocer que amas al Señor y me amas a mí, siervo suyo y tuyo, si procedes así: que no haya en el mundo hermano que, por mucho que hubiese pecado, se aleje jamás de ti después de haber contemplado tus ojos sin haber obtenido tu misericordia, si es que la busca. Y si no busca misericordia, pregúntale tú si la quiere. Y, si mil veces volviese a pecar ante tus propios ojos, ámalo más que a mí, para atraerlo al Señor; y compadécete siempre de los tales. Cuando puedas, comunica a los guardianes (superiores locales) que por tu parte estás resuelto a comportarte así...
Si alguno de los hermanos, por instigación del enemigo, peca mortalmente, esté obligado, por obediencia, a recurrir a su guardián.
Y ninguno de los hermanos que sepa que ha pecado lo abochorne ni lo critique, sino tenga por él una gran compasión y mantenga muy en secreto el pecado de su hermano, porque no son los sanos los que necesitan del médico sino los enfermos”. (Mt 9,12).
Asimismo, los hermanos están obligados, por obediencia, a remitirlo con un compañero a su custodio (superior intermedio). Y el custodio mismo provea con misericordia, como querría que se hiciera con él en caso semejante...”.
Cuanto más santa es una persona, más aprende a mirar a los pecadores desde los ojos de Dios. Y a amar a los pecadores desde el corazón de Dios. Francisco fue todo un ejemplo. Para admirar. Y para imitar”.
¡Hasta mañana!

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