Para aquellos que no han visto la película (¡ya tiene más de 14 años!), Toy Story es un cuento acerca de la vida secreta de los juguetes de Andy.
Cada vez que Andy se marcha, el mundo del juguete, totalmente desconocido, cobra vida. Este es un universo de reuniones de personal, juegos de mesa, amigos y reuniones de toma de conciencia sobre la «corrosión del plástico». El juguete favorito de Andy es «Woody», un vaquero desarmable, del viejo oeste. Woody goza de una preciosa vida de amor y prestigio personal. Aún así, un día, Woody pierde todo esto cuando a Andy le regalan para su cumpleaños un nuevo juguete: «Buzz» el alguacil «AñoLuz»del espacio.
Woody es un personaje que ha perdió su lugar en la vida. Buzz lo ha suplantado como juguete favorito de Andy, y Woody es relegado al cajón de los juguetes. Pero Buzz no se da cuenta de los beneficios que conlleva ser el juguete favorito de Andy. Piensa que él es un verdadero alguacil del espacio y que debe volver a su nave nodriza.
Hay mucho que decir sobre esta película: habla de las cuestiones profundas de la pérdida, y la naturaleza del mal. Pero quiero resaltar específicamente la relación entre Andy y sus juguetes como metáfora del Evangelio puro.
Como ha sido demostrado con tanta claridad por Woody y Buzz, los juguetes obtienen su valor externamente a través del amor y atención de Andy.
Lo más importante en el mundo de Woody es el lugar que ocupa en el corazón de Andy como su juguete favorito. Pero como demuestra la desilusión de Buzz «AñoLuz», y la explicación de Woody a su nuevo amigo, Woody y Buzz son sólo juguetes. Woody no es realmente un vaquero y Buzz realmente no es un alguacil del espacio; Woody no puede arriar ganado y Buzz no puede pilotear una nave espacial.
Cuando Buzz se enfrenta con la impactante realidad de que él es un juguete, se produce en él una profunda desesperación. «No soy un alguacil del espacio. Soy simplemente un juguete, un estúpido e insignificante juguete», se queja. Sin embargo Woody le dice que «ser un juguete es mucho mejor que ser un alguacil del espacio. Mira, para Andy no hay nada mejor en toda la casa ni más grande que tú. Tú eres su juguete.» Buzz se observa frente a un espejo, de arriba abajo y ve que con marcador permanente tiene escrito el nombre de Andy.
Inmediatamente, Buzz es impulsado como por un resorte. Se da cuenta de que no tiene motivos para desesperarse pues tiene la garantía de que pertenece a alguien y que ese alguien se preocupa de él y que lo cuida: «Andy».
Siguiendo la metáfora de Toy story, nosotros sólo encontramos valor a través de pertenecer y ser amados por Dios. Como bien dijo Lutero en la Discusión de Heidelberg: «El amor de Dios viviendo en el hombre, ama a los pecadores, a los miserables, a los necios y a los débiles a fin de hacerlos justos, buenos, sabios y fuertes; de este modo, el amor de Dios se derrama y confiere lo bueno. Por lo tanto, los pecadores son atractivos por ser amados, no son amados por ser atractivos. Así es el amor de la cruz, nacido de la cruz, que no se dirige donde halla el bien para gozar de él, sino allí donde confiere el bien al miserable o indigente».
Muchas veces podemos sentirnos como Buzz, fuera de lugar y sin mayor importancia. Sería bueno que recordemos que nuestra importancia no está dada por el lugar que ocupamos ni por ser tan importantes como creemos ser sino porque somos amados por Dios y a él le pertenecemos. Él nos cuida, nos protege y nuestro presente y futuro descansan en sus manos. Pertenecer a él nos hace importantes y necesarios.
Si estás pasando por un momento difícil, recuerda: «Pertenecer a Dios te hace importante. Él te ama, te protege y te augura un futuro eterno en sus manos, empezando aquí y ahora. Que tu esperanza no decaiga. Confía y aférrate de Dios».
(Adaptado y traducido de: The Gospel According to Pixar: Toy Story
by Todd of The Mockingbird Blog) http://labibliaweb.com/?p=11771
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