jueves, 3 de septiembre de 2009

Reir

¡Buen día! ¿Sabe cuántos músculos se mueven en una carcajada? No menos de quince. Y dicen los entendidos que el músculo más importante que la produce se llame cigomático mayor. Como además de los músculos intervienen también elementos del aparato respiratorio y de la fonación, la carcajada termina siendo un ejercicio mayor.

Claro que tiene también sus bemoles. Hablamos a veces de que alguna situación chistosa que nos hace “morir de risa”; pero hay que saber también que, en algunos casos, la muerte puede venir con risa y todo. “Hace un tiempo las agencias de noticias revelaron que el profesor de medicina Ule Bentzen, de 71 años, murió en Copenhague a causa de un ataque al corazón provocado por un programa de cine cómico...
Pero dejando de lado situaciones excepcionales, normalmente la buena risa ayuda incluso a la salud. “Siempre me ha parecido —confiesa Norman Cousins— que la risa es una buena manera de hacer ejercicio interiormente, sin tener que salir el aire libre”.
Me perece también sensato lo que Bob Talbert escribió: “No puedo imaginar un hogar sin risas, ni un mundo tan ayuno de buen humor que se desconozcan en él las bromas. El humorismo es el palpitar del hogar, la leña que nos da calor y el detonador de la vitalidad que irradiemos. La risa nos guía, nos forma y, a veces, nos libera de aflicciones y pesares”.
Desde luego, todo en su justa medida y armoniosamente: “El exceso de llanto hace reír; el exceso de risa hace llorar”, decía William Blake.
Al respecto, y volviendo el comienzo de nuestro tema, alguien comentaba que “basta estimular el músculo zigomático con corrientes eléctricas de distinta intensidad para obtener del paciente desde el esbozo de una sonrisa hasta los espasmos incoercibles de la carcajada que compromete todo el cuerpo. También existen el gas hilarante y cosquillas domésticas...”.
En el extremo opuesto están los que nunca ríen. A ellos aludía Schumann cuando expresaba: “No me hablen de las personas que no ríen jamás. No son gente seria”.
Para el final, un pensamiento leído por ahí, que dice mucho: “El cristiano es un hombre alegre que toma la vida en serio”.
¡Hasta mañana!

P. J. Ceschi

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