lunes, 16 de marzo de 2009

Dios ¿quién es?




¡Buen día! ¿Quién es Dios? Mil respuestas no alcanzarían a captar toda su esencia: “Dios se nos escapa siempre. Es mucho más que lo que nuestras débiles palabras logran expresar. Tiene más hermosura que toda exhibición de un concurso de belleza. Es más inteligente y sabio que todas las reflexiones acumuladas lo largo de los siglos.



Está más allá de todos los espacios conocidos. Es más actual que todas las noticias del periódico. No limita en nuestras fronteras. No se reduce a nuestros lugares. No se somete a nuestros esquemas. No se dirige por nuestros criterios. No usa ni abusa de nuestra lógica. No se deja conducir según nuestros principios. No lo explican ni lo abarcan ni lo encierran nuestros libros, ni nuestros templos, ni nuestras homilía...”.
Esta larga cita la encontramos en “Tiempo para preguntar”, de Miguel Ortega Riquelme. Sigue diciendo:
“Dios se ríe muchas veces de nuestros intentos por definirlo con tanta precisión y por fijarle normas. Lo pensamos como un rey y El se muestra humillado ante su pueblo. Creemos que habita en el cielo y se nos multiplica aquí en la tierra. Lo proclamamos santo repetidamente y lo vemos comiendo con multitud de pecadores...”. Desde luego que es rey, pero a su modo. Habita en el cielo, pero a su modo. Es infinitamente santo, pero a su modo. A lo divino. Es único. Inabarcable. Infinito.
Y Ortega Riquelme nos ayuda a descubrirlo con rostro siempre nuevo: “Es quizás la necesidad más oculta de cada hombre en sus misterios. Es el llamado permanente de los que buscan afanosamente entre las sombras. Es la pureza transparente que el adúltero y la prostituta añoran cada noche. Es el consuelo de los que lloran amargamente porque han perdido su esperanza. Es la libertad que todos reclamamos a gritos por las calles. Es la paz que pedimos y anhelamos con majadera insistencia en nuestra vida. Es la alegría que echamos de menos en nuestro rostro y convivencias. Es la felicidad que lloramos por encontrar alguna vez pero que no logramos dar alcance...”.
Y el panorama se puede ampliar al infinito. Dios está presente también en las ausencias. Es la nostalgia de El, es la nostalgia del verdadero amor. “Dios es amor, dirá san Juan, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él”. (1 Jn 4,16). Por ahí va el camino.
¡Hasta mañana!

P. José Ceschi

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