María mujer

¡Buen día! María-mujer, ¿por qué no? Nunca se habló como hoy de liberación femenina, y nunca tal vez como hoy la mujer es usada. Buena razón para pensar en María, el modelo absoluto de mujer para los cristianos. En un librito sin desperdicio (“María”), Miguel Ortega Riquelme nos entrega unas pinceladas. Entresaco algunas para usted:

“Al llegar a la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo nacido de mujer” (Gal 4,4). Este es el gran misterio y el gran acontecimiento de la historia. En la cumbre de los tiempos, Dios se hace hombre en una joven mujer de Nazaret. Dios la elige, y la llena de gracia. Es bendita entre todas las mujeres. Preferida. Favorecida. Los ojos de Dios en ella se fijaron. El corazón de Dios de ella se enamoró. Y desde entonces todas las mujeres de la tierra son benditas para siempre y elegidas.
Mujer. Así la llamó Jesús en una fiesta de Galilea, y así la nombró mientras colgaba en el Calvario: “Mujer, aún no ha llegado mi hora”. “Mujer, ahí tienes a tu hijo”.
Mujer, con psicología de mujer, sensibilidad de mujer, reacciones de mujer, cuerpo y belleza de mujer.
Mujer de Nazaret, el pueblo humilde. Mujer pobre, porque sólo entre los pobres Dios puede encontrar a la madre de su hijo. Mujer admirable, activa, fuerte, acogedora, servicial, femenina, intuitiva, sonriente. Con responsabilidad y con valor. Respetada y leal. Signo de toda mujer sobre la tierra.
Tú, María, eres grito de dignidad en nuestros días, eres vocación, eres tarea. Sin campañas feministas, sin discursos encendidos, sin declaración de tus derechos.
Por tu estilo y tu sencillez, por tu compromiso y tu amor puro, has indicado el camino a todas las mujeres de este mundo.
Mujer, no para encerrarse en una pequeña aldea, no para ser pasiva ante la historia, o para evitar las iniciativas de servicio.
Mujer para anunciar, para compartir, proclamar y vivir plenamente como persona”.
El tema da para más, desde luego; pero sirve como punto de partida.
¡Hasta mañana!

P. Jose Ceschi